Moais

¿Qué representan los moais?

Los moais, esculturas gigantes talladas en piedra, son aun fuente de dudas. Su significado exacto es incierto, sin embargo, hay muchas teorías.


La más aceptada, es que estas estatuas fueron talladas por los habitantes de la isla, entre los siglos IX y XVI, como representación de sus antepasados, de manera que proyectaran su "mana" (poder sobrenatural) sobre sus descendientes, con el fin de protegerlos.


Eran colocados sobre los "ahu" (plataformas ceremoniales) en el borde de la isla, con los rostros mirando hacia el interior de esta, y, tras encajarles ojos hechos de coral con pupila de obsidiana, estos pasaban a convertirse en "aringa ora" (rostro vivo) de un ancestro. Por lo cual el nombre completo de las estatuas en su idioma originario es "Aringa Ora O Te Tupuna" cuyo significado es "rostros vivientes de los antepasados".










¿De dónde vienen los moais?

El relato sobre el origen del trabajo en piedra que culminó con la célebres figuras Pascuences, incluye aprendices, maestros y una elección que invita a sacar conclusiones propias.

Según cuenta la leyenda, el primer moai fue Tai Ahare Atua; sin embargo, quedó mal hecho, porque su tallador, el maestro Miru a Hotu, no conocía el secreto para hacerlos bien. Para lograr el conocimiento, envió a seis jóvenes donde el único hombre que podía saber, diciéndoles: "Vayan a Te Veravera, a la casa de Kave Heke de la tribu Marama, y pregúntenle a él, ¿cómo se trabaja el moai?"

Partieron en su búsqueda y, cuando lo vieron, éste los saludó inmediatamente: "Bienvenidos sean jóvenes", mientras disponía todo para un curanto. "¿Qué están haciendo aquí?", preguntó el maestro. "Nos mandó Miru a Hotu para consultarle cómo se hace el trabajo de los moais", dijeron, pero Kave Heke no respondió.

Pasó la noche, otro día completo y, ya al tercer día, los seis jóvenes debían partir, pero Kave Heke los conminó a quedarse una noche más y al partir el amanecer luego de beber algo. Cuando iban partiendo, y aún sin saber el secreto, Kave Heke les gritó: "¡Díganle al compañero Miru a Hotu que abajo, en ustedes está el moai!".
Intrigados por la respuesta de Heke, retomaron su camino. Durante la caminata, uno de los muchachos se detuvo a orinar, cuando exclamó: "¡Ahí abajo, en ustedes está el moai!" (el secreto para hacerlos bien), "¡He comprendido las palabras de Kave Heke!".

Llegaron felices donde el maestro Miru, él les preguntó cómo les había ido, a lo que respondieron la instrucción dada por Heke. El maestro escultor comprendió de inmediato del otro maestro y, sin mediar minutos, mandó a cortar piedra y se puso a trabajar en un moai. Hicieron muchos nuevos moais para que vigilaran los mausoleos y, siguiendo la lección de Heke, nunca más olvidaron cómo se realizaban correctamente las esculturas sagradas.






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